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Al principio, cuando me cuestionaba el por qué comenzar a escribir aquí mi mente simplemente contestaba “¿Alguna vez has servido para algo más que escribir?” y ahí es donde negaba internamente y repetía la misma pregunta, la misma respuesta y la misma negación sin sentido. Hasta que por fin decidí dejar de pensar y actuar.
Hace algunas horas que todavía siento la mano de mi abuela paterna sobre mi cabeza, diciéndome que las dudas que se hacían en mi cabeza eran totalmente normales, qué las ganas de llorar eran normales.
Es difícil recordar exactamente las palabras que mi querída abuela había dicho para mí, y únicamente para mí. Las más importantes se quedaron grabadas, las inútiles y a veces llenas de repudio fueron borradas y contestadas con un simple movimiento de cabeza. “Me gusta hablar a la gente de ti” ¿Por qué razón, por qué de mi? “No lo hago por lo que eres, ni por lo que serás” entonces no veo el motivo. “Habló de ti por lo que siento por ti” y ahí es donde todo queda claro.
Ultimamente hay un nombre que se hace recurrente en mis contactos de Whatsapp. No la conozco en persona, vive en el sur del angosto Chile y yo soy la capitalina. Le gusta dibujar, dibuja hermoso. Le gustan los animales y le gusta la música. No es la persona más sociable, no es para nada cariñosa y es estúpidamente enojona. Dice que le gusta como escribo y como canto. A mi corta edad, siento que estoy enamorada. Y no estoy enamorada de sus cabellos cafés rojizos que le cubren la cara en algunas ocaciones. No estoy enamorada de sus dientes bonitos y su piel un tanto pálida. Ni de sus ojos que con sus lentes se ven gigantes. Estoy enamorada de la niña cuyo enojó y su humor negro conquistaron mi cerebro y cada lugar, por más recóndito que sea, de mi anatomía humana.
Mi abuela me preguntó que sentía por ella, yo le dije que no sabía, aunque ya estoy clara de que aquellas sonrisas al escuchar su nombre significan algo más.
No soy la mujer/niña perfecta. No soy la más flaca y la con más atributos. La más bella y ni menos la más inteligente. Soy una persona que respira, se alimenta y que a veces ni se baña por más asqueroso que suene. Me gusta el alcohol aun que sé que soy pequeña para beberlo, odio bailar. Me gusta leer y cantar.
Ella me dijo que era hermosa. Mi abuela me dijo lo mismo. Y algunos chicos me lo han repetido. Me cuesta creerlo la verdad.
Me han dicho que tengo que abrirme a la vida, a mostrar mi mejor lado. Yo normalmente respondo que no me interesa, ayer no me aguante y exploté frente a la madre de mi padre. Le conté aquello que causaba mis penas, aquellos que me preocupa. No le dije que sentía cosas por una mujer, solo le dije que sentía que no encajaba(tampoco mentía en eso). Ella me dijo que tal vez tenía que quererme un poco.
¿Será esa la razón por la que escribo, amor?
Mucha gente dice que no necesita el amor, incluso que el amor es malo. Eso no era amor, claro que no. Si sufriste nunca fue amor.